Tecnología | Biotech | 25-Jul-25

Europa quiere liderar las ciencias de la vida

El objetivo es impulsar la innovación, facilitar el acceso al mercado y fomentar la confianza pública.

Beatriz Romanos

La Comisión Europea presentó el 2 de julio de 2025 una nueva Estrategia de Ciencias de la Vida con el objetivo de consolidar a la UE como líder global en 2030. El plan sitúa al sistema alimentario como una parte esencial dentro del ecosistema de las ciencias de la vida, e identifica al agrifoodtech como un elemento relevante en el desarrollo de una bioeconomía sostenible. La estrategia establece medidas en toda la cadena de valor, desde la investigación hasta la adopción social de nuevas tecnologías. Su objetivo es impulsar la innovación, facilitar el acceso al mercado y fomentar la confianza pública. Actualmente, las ciencias de la vida suponen el 9,4% del PIB de la UE, con casi 1,5 billones de euros y 29 millones de empleos

Un sector estratégico, en una carrera global

Europa ha sido históricamente un referente en ciencias de la vida, respaldada por una base científica sólida. Con un 9,4 % del PIB europeo (1,5 billones de euros) y 29 millones de empleos en la UE, el sector canaliza el 19,4 % de toda la inversión empresarial en I+D. Solo la industria biotecnológica generó en 2022 un valor añadido de 38.100 millones de euros, con una productividad casi tres veces superior a la media europea.Sin embargo, empieza a perder terreno frente a ecosistemas como EE. UU. o China, donde la traslación de la investigación a soluciones de mercado avanza más ágilmente. 

Europa pierde terreno frente a EEUU y China donde la llegada al mercado es más ágil

Agrifoodtech: biotecnología aplicada a los grandes retos alimentarios

El corazón del agrifoodtech —intersección entre biotecnología, sistemas alimentarios y sostenibilidad— ocupa un lugar destacado en la estrategia de Ciencias de la Vida. Tal como apuntaba EIT Food tras la presentación de la estrategia, aproximadamente el 70 % de la biomasa empleada en bioeconomía procede del sistema alimentario, lo que refuerza su papel dentro del enfoque europeo.

El plan contempla líneas específicas que afectan directamente a este sector. Se destinan más de 400 millones de euros a tecnologías bioindustriales, incluyendo procesos de fermentación avanzada. Estas tecnologías se consideran relevantes en la producción de proteínas alternativas, ingredientes funcionales y bioprocesos con menor impacto ambiental. Según un informe del sector publicado por McKinsey en marzo de 2025, el mercado global asociado a la fermentación podría alcanzar entre 85.000 y 125.000 millones de euros en 2050.

También se incluye una inversión de 100 millones de euros en la iniciativa “Microbioma One Health”, centrada en la investigación de soluciones basadas en microbioma. Estas soluciones están orientadas tanto a la salud digestiva como a la extensión de la vida útil de los alimentos, y se alinean con las prioridades de sostenibilidad y reducción de residuos.

Se creará una plataforma de conexión entre startups, inversores y grandes compañías

Por otro lado, la estrategia de Ciencias de la Vida incorpora el uso de tecnologías para la valorización de residuos agroalimentarios. Entre ellas se incluyen procesos como la digestión anaerobia, el desarrollo de recubrimientos comestibles o soluciones microbiológicas para prolongar la conservación de alimentos. Estas tecnologías pueden contribuir a mitigar los costes económicos, ambientales y sociales del desperdicio alimentario, que según las estimaciones supera los 2,6 billones de dólares a escala global.

El enfoque se alinea con el principio “food-and-feed-first” de la futura Estrategia de Bioeconomía, que prioriza el uso de la biomasa para fines alimentarios en la frente a usos como bioenergía o materias primas industriales.

Un plan en tres frentes: innovación, mercado y confianza

Uno de los elementos más relevantes de la estrategia es que no se limita a financiar I+D. Su foco está en desbloquear cuellos de botella que impiden que la innovación escale y llegue al mercado. Para ello, la Comisión ha estructurado su hoja de ruta en tres ejes operativos, con más de 10.000 millones de euros anuales movilizados a través de programas como Horizonte Europa, EU4Health o Digital Europe: Optimización del ecosistema de innovación; facilitar el acceso al mercado y fomentar la adopción y confianza

El plan busca simplificar y armonizar los marcos regulatorios

Entre las medidas anunciadas destaca la futura Ley Europea de Biotecnología, que busca simplificar y armonizar los marcos regulatorios para productos basados en ciencias de la vida, incluidos los alimentos innovadores. Esta legislación irá acompañada de una plataforma de conexión entre startups, inversores y grandes compañías, inspirada en el modelo del Consejo Europeo de Innovación.

También se contempla el lanzamiento de un sistema de ayuda digital para empresas que tramitan solicitudes de aprobación de “novel foods”, con el objetivo de reducir tiempos y costes de entrada al mercado. Esta medida, aunque aún en fase inicial, responde a una demanda recurrente del sector agrifoodtech, que lleva años señalando la complejidad del actual sistema regulador europeo frente a competidores como Singapur, Israel o Estados Unidos. Para fomentar la adopción y confianza, se movilizan 300 millones de euros para compra pública de innovación.  

Ante una competencia global creciente y la urgencia de transiciones sostenibles, la UE apuesta por canalizar las ciencias de la vida hacia soluciones reales en producción, procesamiento y nutrición. Un respaldo explícito a las startups, tecnologías circulares y bioprocesos que ya están redefiniendo la alimentación del futuro.


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