FoodRise es el nuevo hub regional que nace para transformar el sistema alimentario del Cono Sur conectando tecnología, colaboración e impacto de la mano de Eatable Adventures y BID Lab, el brazo de innovación y venture capital del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo. Su objetivo es impulsar soluciones tecnológicas innovadoras que refuercen la seguridad alimentaria en la región, especialmente en poblaciones vulnerables que enfrentan grandes dificultades para acceder de forma constante a alimentos nutritivos.
El Cono Sur es hoy una de las regiones con mayor capacidad productiva del mundo, pero sigue enfrentando retos críticos en materia de acceso a alimentos. Según la FAO, en 2023 más de 110 millones de personas en América Latina sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave. FoodRise se articula en torno a tres ejes clave: la aceleración de startups, el impulso a la industria a través de soluciones innovadoras y la generación de ecosistema en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. Hablamos con Mila Valcarcel managing Partner y co-founder de Eatable Adventures para saber más de este programa.

¿Cuál es la misión concreta de FoodRise y cómo se diferencia de otras iniciativas FoodTech en América Latina?
Hemos impulsado esta iniciativa desde con el apoyo de BID Lab, el brazo de innovación y venture capital del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo. Este respaldo no solo aporta legitimidad institucional, sino que también garantiza los recursos necesarios para activar un proyecto con impacto en toda la región. El hub tendrá como prioridad movilizar inversión global hacia la región, facilitar marcos regulatorios adecuados y generar resultados tangibles en áreas críticas del sistema agroalimentario. Durante sus tres primeros años de operación, impulsará al menos 10 startups por año con soluciones enfocadas en retos estratégicos como la extensión de la vida útil de los alimentos, la reducción del desperdicio, la mejora nutricional, el desarrollo de ingredientes alternativos más saludables y la optimización de procesos, logística, packaging y retail.
¿Qué oportunidades concretas ofrece FoodRise para empresas españolas interesadas en el mercado latinoamericano?
Creemos firmemente en el poder de las conexiones para impulsar el cambio. Las soluciones pueden surgir en cualquier región, pero cuando son sólidas y escalables tienen la capacidad de aplicarse globalmente. Aunque está focalizado en el Cono Sur, el hub ofrecerá a las startups participantes acceso a la red internacional de Eatable Adventures. España desempeña un papel estratégico como puente hacia Europa para las startups latinoamericanas, gracias a su proximidad cultural, su diversidad agrícola y el peso de su industria agroalimentaria.
El ecosistema agrifoodtech español muestra signos de ralentización en inversión e innovación. ¿Cómo véis desde Eatable Adventures y vuestra visión de otros mercados en europa y Latam?
Es cierto que el ecosistema español ha mostrado en los últimos años signos de ralentización, pero precisamente por eso se hace más necesario que nunca abrir nuevas vías de colaboración tanto dentro como fuera del país. FoodRise es un ejemplo de cómo generar esas conexiones, multiplicando las oportunidades para emprendedores, corporaciones e inversores.
Tras varios años operando en América Latina, ¿qué aprendizajes clave extrae Eatable Adventures sobre cómo funciona el ecosistema agri-foodtech agroalimentario en la región? ¿Qué diferencias fundamentales observa entre el ecosistema FoodTech latinoamericano y el español?
Realmente encontramos más similitudes que diferencias. Ambos territorios comparten una enorme tradición gastronómica, una potente capacidad productiva y un gran talento científico que constituye la base para impulsar la innovación foodtech. También enfrentan retos comunes: cómo garantizar la seguridad alimentaria, avanzar hacia modelos más sostenibles y mejorar la eficiencia en toda la cadena de valor.
Latinoamérica tiene como gran ventaja su biodiversidad única, un patrimonio natural que abre la puerta a soluciones disruptivas en nutrición, ingredientes y sostenibilidad. A esto se suma un espíritu emprendedor muy resiliente, capaz de sacar adelante proyectos en contextos complejos. En el caso de España y Europa, la fortaleza está en la consolidación de ecosistemas de apoyo y marcos institucionales más estructurados.
¿Cuáles son los retos fundamentales del foodtech en América Latina?
Las startups se enfrentan a dificultades similares a la hora de financiarse y escalar sus proyectos. El acceso al capital sigue siendo limitado en comparación con otros mercados más maduros, apenas un 2% del total global. Esto supone una barrera significativa para que las startups puedan crecer y escalar sus soluciones. Para superarla es necesario ofrecer mayor seguridad a los inversores y ahí iniciativas como FoodRise son clave: aportan acompañamiento estratégico, respaldo institucional y cofinanciación para reducir el riesgo y dar viabilidad a proyectos transformadores. Por otra parte, los procesos regulatorios pueden ralentizar la adopción de nuevas tecnologías. Por eso creemos en la importancia de crear puentes entre ambos ecosistemas: compartir aprendizajes, multiplicar oportunidades de colaboración y aprovechar las fortalezas de cada región para impulsar soluciones globales.